30 años de activismo musical en Huétor

Huétor Vega es hoy uno de los municipios con más músicos por metro cuadrado del país. Y eso en el área metropolitana de Granada, la ciudad de la música, es decir mucho. Ahora, hasta el cantante de los ansiados 091 o los fundadores de La Guardia son vecinos del municipio. Eso por no hablar de los estudios de grabación que han proliferado entre la vega y la sierra. Pero ningún combo supera en grosor y arraigo a la Banda de Música de Huétor Vega, que sopló treinta velas durante la pasada Navidad.

E.T.

Miércoles, 20 de abril 2016, 06:59

Los orígenes, por supuesto, no resultaron fáciles para la multitudinaria formación. «Que yo sepa, en forma de grupo o banda, no había tradición en el ... campo de la música en esta localidad», recuerda Francisco de Paula Pérez-Rejón Sola, historiador de Huétor Vega. Así nació el colectivo en 1985: sin límites de edad ni discriminación de sexo. En estos momentos, rondan los cincuenta miembros.

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«Siempre es complicado mantener las relaciones en un grupo de personas, pero nosotros compartimos un fin general. Eso lo hace más llevadero», apunta el actual presidente, José Manuel Prieto, también concejal de Deportes, Formación, Empleo y Desarrollo Local, y primer teniente de alcalde del Ayuntamiento. «Varias directivas han llevado el timón de la Banda a lo largo de los años, con todo lo que eso conlleva. En los comienzos, los padres de los alumnos soportaban todo el peso. Conformen crecemos, adquirimos responsabilidades. Los que eran niños ahora ocupan cargos que abandonan los mayores, aunque sin perder los consejos del fundador, nuestro querido Pepín», añade.

Otro de los creadores de la Banda de Música fue Jesús María García Fernández. En el verano de 1985 visitaba con frecuencia el Bar El Curro, epicentro de partidas de tute, dominó y rentoy. El bar no sobrevive, pero sí la afición a las cartas, que cuentan con un torneo estival en las fiestas de San Roque. El sustituto de El Curro, eso sí, fue el Bar La Corría. La cuestión es que en aquella barra destacaba José García, más conocido como Pepín. Pusieron en marcha una agrupación musical en Huétor Vega. Casi nada. Desde cero, pero inflados de ilusión y afán por cumplir tan exótico reto.

Metidos en faena, solo faltaba soltar tentáculos. En el conservatorio, Miguel Sánchez Ruzafa les presentó a Alejandro Ortega Moya, integrante de la Banda de Música de Granada. Ya tenían alumnos y profesor. Comienzan, pues, las clases de solfeo en el colegio Virgen de las Angustias. Por las tardes, cuando los zagales terminaban sus clases. Y más adversidades: se enfrentan a la compra de instrumentos sin disponer de recursos económicos. La adquisición mínima asciende a dos millones y medio de pesetas de la época. Tiran adelante con los el rédito de rifas y loterías de Navidad. Finalmente, realizan las labores de mercadeo en Granada Musical, la tienda que regentaba un vecino de Los Rebites, José Luis Hidalgo Chica.

Primeros recitales

Lógico: al principio no había instrumentos para todos. Aún así, llegó la primera actuación, en la avenida de Cervantes, el costado cercano de la capital. ¿El motivo? Homenajear a Manuel Cano Tamayo, enorme guitarrista fallecido por esas fechas. Pepe Prieto se incorporó a la Banda de Música de Huétor Vega con su hijo. Ejerce la presidencia desde hace media década. «Asumí la presidencia por el fallecimiento de Pepín, con el que compartí también unos años como vicepresidente y también como vocal de la directiva», explica.

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El 23 de enero de 1986 firman el acta fundacional. Como necesitaban incluir cinco nombres, figuraron también el director, Alejandro Ortega; Miguel Molina Padilla, padre de una alumna; y Antonio Molina Muñoz. Y toca el turno de otra actuación emblemática: en el Carmen de San Rafael, a la sombra de la glorieta de pinos y del gigantesco abeto. ¿Repertorio reconocible? ?Cádiz cofrade?, de Abel Moreno; ?Mater mea?, de Ricardo Dorado; ?Saeta?, de Serrat; ?Costalero?, de Martín Salar; ?Nazareno gitano?, de Pascual González? «Son muchos los estilos de música de los que se podría hablar, aunque se tocan prácticamente todos los géneros. Quizás, las obras más significativas, por su espectacularidad sonora y que al público le gusta, son las adaptaciones de obras para bandas, claro está, pero al público que disfruta de la música en vivo y bandística, aprecia cualquier palo que se interprete», argumenta el presidente.

Y ahora, después de treinta años, ¿hay renovación y visos de longevidad? «Sin duda, los que más perduran suelen ser los jovenes, por depender de menos obligaciones de carácter familiar o profesional», indica Prieto. «A pesar de las diferencias de edad, en el día a día nos comportamos como una gran familia». La familia más vistosa y afinada de Huétor Vega.

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