Cuando Mohamed fue feliz en Huétor

Vivo en este pueblo desde hace 35 años y todo cambió en mi familia cuando, un verano, llegó un pequeño tímido y generoso. Desde entonces quiero ayudar a esta gente.

GRACIA FERNÁNDEZ

Miércoles, 20 de abril 2016, 07:07

Soy Gracia Fernández Fernández, nacida en Granada y vecina en Huetor Vega desde hace 35 años. Nuestro vínculo con el pueblo saharaui comienza hace ya ... trece años, cuando, por casualidad, mi marido escuchó por la radio que necesitaban familias de acogida para niños saharauis que venían a España a pasar el verano. Nosotros ni sabíamos que existía una asociación en Granada y la historia del pueblo saharaui la conocíamos de manera muy remota. Aquello nos pillaba lejos. Los muros que separan el tercer y el primer mundo.

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Decidimos traer un niño a pasar el verano con nosotros y, a partir de ese momento, la unión con el pueblo saharaui se hizo muy fuerte. Cuando llegó el momento de recoger al pequeño Mohamed, sentí alegría y miedo a la vez. No sabía cómo iba a desarrollarse aquel verano, lleno de incógnitas y de sensaciones encontradas. El pequeño llegó muy delgado; era muy tímido. Él, lógicamente, también estaría pensando en qué clase de familia le había tocado. Conforme pasaron los días, Mohamed estaba cada vez más contento, más gordito y más guapo.

Y entonces llegó el momento de prepararle su caja: una caja donde la familia le mete lo que buenamente puede. Regalos para la familia, ropa, medicamentos, miel, utensilios de aseo... Yo quería mandarle a Mohamed algo que le hiciese especial ilusión, pero no había manera. No quería nada. Después de mucho insistir, me dijo que quería un juguete para su hermano pequeño. Todavía me emociono de esa nobleza que desprendía este pequeño, que sin tener nada pedía algo para los demás. A partir de ese momento, comprendimos que teníamos que ayudar como pudiésemos a este pueblo. Al día de hoy, ya han pasado cinco pequeños por nuestra casa, y los que quedan.

Me metí en la Asociación Granadina de Amistad con la República Árabe Saharaui Democrática. Fui coordinadora local y participé en todos los proyectos que el colectivo llevaba a cabo. Durante ese tiempo se organizó un viaje institucional en el que se incluyó Huétor Vega, entre otros municipios, representado por María del Carmen López Nieto, nuestro amigo Felipe y yo misma. Visitamos todas la wilayas (provincias) de los campamentos. Muchos municipios se hermanaron con diferentes wilayas. Huétor Vega no fue una excepción. Esa experiencia fue el broche que faltaba para conocer de primera mano las necesidades de este pueblo desterrado. Me invadió así la impotencia de no poder hacer todo lo que una quisiera para ayudarles. A lo largo de todos estos años he pasado por todas las figuras de la asociación, de la que he sido presidenta. Pero, desde mi experiencia, da igual el puesto en el que estés: lo importante es ayudar a este pueblo. Y eso Huétor Vega lo sabe hacer muy bien.

Convenio

Nuestro Ayuntamiento tiene un convenio de colaboración con una wilaya (Alburg) y un buen grupo de familias acogedoras del municipio siempre están ahí para ayudar. Sin ir más lejos, en noviembre se han recogido alimentos no perecederos en los colegios Virgen de las Angustias y Mariana Pineda. Una gran cantidad de alimentos y ropa para mandarlos a los campamentos en un tráiler.

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A las necesidades que, por desgracia, el Sahara requiere de manera constante, ya que viven de la ayuda humanitaria en estos momentos, su situación de hace mucho más crítica después de las lluvias torrenciales que han sufrido en estos días. Lo poco que tenían de comida y enseres, lo han perdido. Por eso, desde nuestra asociación pedimos un poco más de esfuerzo.

Aportemos lo que podamos a este número de cuenta para poder construir nuevamente todo lo destruido: Banco Santander, ES40 0049 6729 26 2116213380 (concepto Emergencias).

Huétor Vega es un pueblo sensibilizado y otra prueba es el almuerzo solidario que tuvo lugar el 29 de noviembre en el restaurante La Estrella. Resumiendo, diré que el pueblo saharaui es un pueblo noble, tranquilo. Lo único que quiere y desea es vivir en paz en su Sahara Occidental, su tierra. Vivir dignamente.

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