Asociación Carmen Vargas: el símbolo de la mujer avanzada en Huétor Vega

Menuda era Carmen Vargas. Transmisora del flamenco, tertuliana literaria, manifestante, impulsora de la lucha contra el cáncer. Un referente inquieto en la grisura del pueblo espartano que era Huétor Vega antes de la democracia.

E.T.

Miércoles, 20 de abril 2016, 07:03

«Lo mismo salía para hablar de poesía que se unía a un grupo de agitadores en nombre de una buena causa», recuerda María Jesús ... Torres, presidenta de la asociación que, desde 2003, lleva el nombre de esta hueteña mítica.

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Cuando se fundó el colectivo, hace doce años, Carmen Vargas aún vivía. Pudo comprobar lo hondo de su huella. Algo había hecho bien, porque la asociación es hoy un motor de lucha por la igualdad desde la Mancomunidad Río Monachil, con más de veinticinco integrantes activas. «Publicamos un libro para dejar constancia de que en Huétor Vega han existido mujeres muy relevantes», apostilla Torres. «Somos mujeres del entorno de este municipio. Tenemos inquietudes diferentes, si nos comparamos con otros colectivos de mujeres. Tratamos de afinar en los temas. Cuando empezamos, no queríamos repetir lo que hacen las asociaciones de mujeres más mayores. Nosotras veníamos del ámbito de la psicología y del compromiso por las políticas en defensa del papel de la mujer en la sociedad», explica.

María Jesús Torres habla con firmeza. Es una mujer con las ideas claras y el rumbo marcado. «Somos un grupo pequeño, pero bien avenido. Ahora tenemos doce años más que cuando comenzamos con esta aventura. Por su puesto, hemos evolucionado», admite.

También matizan que no se identifican en el perfil de asociación cultural ?esas que se limitan a las meriendas y excursiones bajo el paraguas del buen rato y la amistad?, pues lo suyo tiene mucho de batalla social y lucha estudiosa. No en vano, crean foros de discusión en la mancomunidad y potencian el Consejo Local de la Mujer. ¿Sus temas de trabajo? La cuestión de género, la igualdad y, en definitiva, las necesidades de la mujer. «Lógicamente, hay momentos de esparcimiento y ocio, pero subyace algo más: el afán por cambiar estereotipos. Está bien que la mujer salga de casa, pero que salga para mejorar», aclara la presidenta.

La gran hazaña de la Asociación de Mujeres en esta década larga de camino ha sido erigirse en una voz propia en el municipio. «Podemos programar actividades de cocina, pero con el propósito de incorporar al hombre. Trabajamos la transversalidad del género en las políticas públicas».

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Las jóvenes

El colectivo ejerce la autocrítica desde dentro. «Las mujeres jóvenes están ausentes en las cuestiones municipales», lamentan. «Es curioso, pero las jóvenes son menos reivindicativas de lo que imaginamos. Lo observamos en debates sobre la violencia y la comunicación. Quizá se han encontrado con ciertas cosas hechas. Nosotras somos unas privilegiadas. Vivimos cerca de la capital y tenemos coche. Pero nos interesa contactar con otras realidades».

María Jesús Torres guarda en la retina instantes imborrables. Como el foro de asociaciones, los talleres formativos sobre la sexualidad de la mujer («¡tuvieron más éxito que los relativos al mercado laboral!») o los ciclos dedicados a la inteligencia emocional. «La participación es lo más importante. Es nuestra razón de ser», añade. «Hemos trabajado incluso el urbanismo, aportando un informe a los políticos, elaborado por nuestra cuenta, en el que analizamos asuntos como las barreras o la iluminación en las marquesinas». Y el camino continúa. La senda que abrió la añorada Carmen Vargas.

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