La plaza de la Cañadilla vive un intenso lavado de cara
E.T.
Miércoles, 20 de abril 2016, 07:34
El aspecto de la plaza de la Cañadilla en los últimos años era lamentable. Columpios rotos, pintadas, destrozos. Triste estado de un lugar señero de Huétor Vega, con vistas a la vega granadina a modo de balcón de lujo. Por suerte, la situación cambiará a mediados de octubre, cuando se prevé que acabarán las obras de remodelación que tienen lugar este verano y que se han intensificado en el mes de septiembre.
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La nueva plaza de la Cañadilla estará dividida en dos grandes ambientes. A la izquierda se situará la zona de columpios para los niños. En principio, la intención del Ayuntamiento era la de poner un suelo de pavimento blando, muy común en los parques modernos de Europa. Pero el equipo de gobierno local ha hecho caso a los consejos de los técnicos que apuntan que tales suelos se queman con el tiempo y apenas duran tres años. Finalmente, los columpios se ubicarán sobre piedras pequeñas, las clásicas chinas. Por otro lado, a la derecha, los mayores podrán disfrutar de flamantes bancos en un espacio para el encuentro y el reposo.
La presencia de los operarios y de las máquinas han creado una ilusionante expectación entre los vecinos de La Cañadilla, un enclave en la zona baja del pueblo de mucho tránsito a lo largo del día. No en vano, es lugar de tránsito para padres y alumnos, clientes de la farmacia y de numerosos comercios. Delante de la plaza está la principal calle de tiendas de Huétor Vega y, a los lados, las salidas hacia Monachil y Granada. «Hacía falta algo así de una vez. Esta plaza estaba abandonada, destartalada y muerta. Nadie acudía a ella porque daba verdadera pena. Y mira que son bonitas las vistas. Esto la va a dar una vidilla tremenda a la parte vieja de Huétor», reflexiona María, jubilada y residente en la plaza.
Autogestión
Las remodelaciones en Huétor Vega se realizan con la máxima de la autogestión y el mínimo gasto. En la plaza de la Cañadilla se han eliminado las fuentes, que desde el primer momento han tenido problemas de fugas. «Convertimos esta plaza en un espacio diáfano para el disfrute de mayores y pequeños», comenta Pilar Pérez Vlázquez, concejala de Obras y Servicios.
La iniciativa coincide con la puesta en marcha de reformas como las iniciadas en el canal de Loaysa. El área de Obras y Servicios, a menudo transversal con otras del Ayuntamiento, es una de las más activas desde el arranque de 2014. «Desarrollamos un trabajo muy importante, aunque a veces la ciudadanía no lo vea de forma directa», explica la concejala. Sin duda, la nueva etapa que comenzará este otoño la plaza de la Cañadilla insuflará buenos momentos a los vecinos a los que se le quedaba pequeño el espacio para sentarse y charlar en la calle Cañadilla. Un paso más para la modernización.
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