El Torneo del Barrio crece y conquista el Pabellón Municipal de Huétor Vega

A principios de los noventa, las pistas de fútbol sala proliferaron por todas partes en España. En los patios de los colegios, en los polideportivos, en los residenciales… Surgieron ídolos como el hispano brasileño Paulo Roberto. En teoría, debían jugar cinco y era como balonmano con los pies. Sin embargo, en la práctica daba igual. Se formaban equipos multitudinarios y se acababa practicando fútbol puro y duro, con un balón de fútbol, y con las reglas y vicios del fútbol 11. En ocasiones alguien aparecía con una pelota más chiquita, el inolvidable Mikasa. Y entonces todos los conceptos se mezclaban.

Una nueva generación de chavales en Huétor Vega parece haber heredado aquel espíritu y la pasión por el fútbol sala. En julio, por segundo verano consecutivo, han celebrado el denominado Torneo del Barrio. Un nombre que dice mucho del origen callejero de esta afición. Amistad y pachangas. Este año han dado un salto de calidad y dicen que han 'profesionalizado' el formato. El Ayuntamiento les abrió las puertas de uno de los colegios el año pasado. Esta vez, en cambio, han celebrado esta competición en el Pabellón Municipal.

El Torneo del Barrio ha contado con medio centenar de participantes. La edad media es de unos 20 años. Su impulsor, Ramón Pancorbo, se dedicó a crear historias en Instagram y la gente se fue sumando. Pero lo cierto es que ya desde que terminaron el torneo en el verano de 2023 había una extensa lista de jugadores pidiendo participar ahora.

El concejal de Deportes de Huétor Vega, Chus Fernández, y el alcalde, Mario del Paso, acudieron a la gran final y se quedaron asombrados al ver el ambiente en la grada. «Hemos comprobado la importancia de tener las pistas abiertas y dar la oportunidad a los jóvenes para practicar su deporte favorito, y a la vez organizar sus propios torneos», comenta Fernández. Y añade: «Son muy buenos organizando estas cosas, incluso con mucha profesionalidad, porque no dejan ningún detalle al azar».

Ahora corren otros tiempos. En vez de Paulo Roberto, tienen referentes como Ricardinho. Y, sobre todo, manejan recursos. «Se ve en la manera de pisar la pelota y en los gestos técnicos», afirma Pancorbo. Muchos han pasado por las escuelas municipales. Hay cadetes y juveniles. Y el nivel se nota. «Los niños en Huétor Vega empiezan por el fútbol sala y van escalando hasta pasar a fútbol 7», explica Pancorbo, quien a su vez ejerce de entrenador en las escuelas de fútbol del municipio.

Se lo toman en serio. Para evitar la eterna confusión con el fútbol convencional debaten cada detalle de las normas en un grupo de WhatsApp. «Veo muchísimos partidos tanto de lo uno como de lo otro. Del fútbol sala me gusta que es más rápido; hay menos gente, lo que implica más esfuerzo», apunta Pancorbo, que entrena a sus propios colegas.

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