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Alfonso Carli fue un dolor de muelas para los maraceneros. J. M. BALDOMERO
Empate de puro fútbol en Las Viñas entre Huétor Vega y Maracena
Tercera División

Empate de puro fútbol en Las Viñas entre Huétor Vega y Maracena

El derbi granadino de la jornada acabó en unas tablas justas, pues cada equipo dominó un tiempo en un partido de un ritmo altísimo

FRAN RODRÍGUEZ

Huétor Vega

Lunes, 14 de diciembre 2020, 15:11

Huétor Vega y Maracena protagonizaron este pasado domingo en Las Viñas una bonita oda al fútbol ofensivo, modesto y, sobre todo, puro. Hubo de todo: un gol para el recuerdo, un penalti claro, otro más polémico que no se terminó pitando, estrategia a balón parado, contragolpes de infarto, misiles al larguero... El que pudo presenciar el encuentro a través de la retransmisión que el propio CD Huétor Vega ofreció, disfrutó de un partido de puro fútbol.

CD Huétor Vega

Sergio Muñoz, Morillas, Santamarina (Bauti, m.82), Rafa, Rubén, Hurtado, Manolo Muñoz, Marcos (Mayas, m.76), Montero (Sabaca, m.50), Carli y Manu Oro (Carlos Gómez, m.76).

2

-

2

UD Maracena

Rubén Haro, Rosales, Rubén (Gueye, m.40), Nico, Lavela; Castillo (Peinado, m.83), Fran Bea, Luis Enrique, Gallo (Bolívar, m.55), Molina y Jordi.

  • Goles: 1-0, m.2: Marcos; 1-1, m.8: Luis Enrique (penalti); 2-1, m.38: Montero; 2-2, m.57: Rosales.

  • árbitro: Sarmiento Núñez (Jáen). Amonestó a Montero, Hurtado, Manu Oro y Rafa por los locales. De los visitantes vieron la amarilla Rubén, Luis Enrique, Nico y Jordi.

  • incidencias: Partido disputado en Las Viñas sin presencia de público.

Además, también se vivió una batalla táctica en los banquillos, con Aguado y Morente como grandes exponentes de la buena pizarra que existe en Tercera. El Huétor Vega saltó con un 4-2-3-1 muy definido, con Carli y Marcos en los extremos para amenazar a la defensa maracenera con desborde y descaro. La referencia, la torre ofensiva hueteña: Manu Oro. Pero el que iba a brillar con luz propia era David Hurtado. El seis del Huétor dio una lección de fútbol con 45 minutos para enmarcar y en los que solo le sobró una protesta reiterada al árbitro, que le valió la amarilla. Con el balón en los pies, no hubo uno como él sobre el verde.

El Maracena, por su lado, ofreció un equipo mucho más móvil, polivalente, sin demasiadas restricciones a la hora de colocarse. Por ejemplo: Castillo, pieza clave para los de Morente, se incrustó entre centrales en algunas salidas de balón, si bien jugó un par de metros por delante de estos en defensa. Fran Bea le permitió ese movimiento con un ida y vuelta fenomenal. Molina alternaba jugadas como segunda punta con otras en las que bajaba mucho a recoger la posesión.

Quien pudo presenciar el encuentro, a través de la retransmisión que el propio CD Huétor Vega ofreció, disfrutó de un partido de gran calidad futbolística

Lo que sí se vio desde el primer minuto fue un ritmo altísimo. Y dos propuestas ofensivas pero muy diferentes. Antes de desplegar esas propuestas, el marcador ya lucía un 1-0 brillante. Fue el gol, a buen seguro, de la jornada. En el minuto dos de encuentro, un balón botando en el área pasó por delante de Castillo y Bea, indecisos a la hora de despejar. Lo empalmó en pleno bote Marcos para ponerlo en la escuadra. Imposible para Haro. El gol no cambió el plan de los azules, que no era otro que madurar las jugadas, con profundidad por insistencia e intención, pero no por ritmo.

Al poco, aunque el Huétor Vega se veía mejor en el campo, una jugada embarullada en el área acabó con el balón en botas de Molina. Amagó el disparo y Manolo Muñoz entró al truco, derribándole claramente. Luis Enrique se encargó de poner el penalti cerca del larguero, al centro y fuerte para evitar la decisión diestra de Sergio.

Peligro constante

El gol metió en el marcador al Maracena, pero el peligro constante era local. Carli profundizaba por derecha y Hurtado se hacía dueño del campo en cada minuto que pasaba. Jugando a uno y dos toques, el centrocampista dio continuidad a las posesiones, cortas pero peligrosas, de los de Aguado. En un córner, Manu estuvo a punto de poner el 2-1. Poco después, Montero recogía un buen pase al hueco de Marcos, pero se dormía en el uno a uno ante Haro y Rubén le sacaba bien el balón por detrás. No olvidaría esa jugada Montero. El monólogo local se completó con un libre indirecto dentro del área por juego peligroso. Hurtado, tras el toque sutil de Carli, la estrelló con muchísima fuerza en el larguero.

Montero, que no había olvidado su ocasión, seguía aprovechando los huecos dejados por Castillo, sobrevolando la media luna del área del Maracena. En esas, Hurtado leyó un pase arriesgado y, dormido el balón en su bota, puso un pase delicioso que dejaba a Montero de nuevo solo ante el portero. Aguantó la carrera desesperada de Rubén (que se lesionaría en el esfuerzo) y la cruzó ante Haro para el 2-1. Así acabó el primer acto.

El monólogo local se completó con un libre indirecto dentro del área por juego peligroso

En la segunda parte, el guion cambió por completo. Morente se lo gritaba a los suyos desde el banquillo. «Vamos a darle ritmo, que no pare el partido», repetía. Lo que antes eran ataques estáticos, combinando por el centro, se convirtieron en avances por las bandas, con Rosales como un puñal y Castillo tomando nota del recital de Hurtado en la primera parte en el otro bando. Ahora era el canterano del Granada quien jugaba a pocos toques, abriendo el juego a una y otra banda, inalcanzable para la medular local por su rapidez en la toma de decisiones.

En el minuto 55 comenzó una pesadilla local. Un centro al área fue rematado por Jordi, que se topó con la estirada de Sergio para mandar a córner. Serían tres saques de esquina seguidos; en el último, el lateral Rosales sorprendía a todos con un salto tremendo y un remate a media altura, imposible. Con el 2-2 no se acabó el dominio de un Maracena con más balón y mejores ocasiones, mientras que los locales extrañaban la frescura de Carli y empezaban a mostrar síntomas de problemas físicos con Marcos, Montero (que se retiró lesionado poco antes del empate a dos) o Santamarina.

Tablas justas

Molina (tras una buena jugada de Jordi) y Luis Enrique pusieron a prueba las manos duras de Sergio. Mientras, Aguado sacaba a los dos jóvenes revulsivos del Huétor Vega: Carlos y Mayas. Especialmente entusiasta salió este segundo, que puso en problemas a Rosales y pisó el área con peligro. Un chico muy joven al que se le prevé un futuro prometedor. En una de estos arranques dudaron Rubén Haro y Rosales. Entre los dos se coló Mayas, que cayó junto al portero maracenero. No quedó del todo claro si el contacto fue suficiente como para pitar pena máxima o si el extremo hueteño, viendo que el balón se alejaba, acabó buscando el contacto. Lo cierto es que la jugada fue de esas 'grises'.

Los últimos minutos dejaron claro que el punto se daba por bueno, aunque el tercer gol asomara en los planes de ambos equipos. Lo mejor de todo, cuando el colegiado pitó el final y se sellaron las justas, muy justas, tablas, ambos equipos de abrazaron y se felicitaron. No era para menos. Habían regalado un derroche ilimitado. Habían honrado al fútbol.

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