Los Aranda, dos hueteños en el 'miniclásico' del fútbol español
Óscar, del Real Madrid Castilla, y Antonio, del Barça B, hicieron del clásico de filiales también un duelo entre hermanos que empezaron a jugar en la calle en Huétor Vega
FRAN RODRÍGUEZ
Lunes, 18 de octubre 2021, 20:19
Los dos escudos más importantes del fútbol europeo. Dos entrenadores que fueron leyendas (Raúl y Sergi Barjuan) en sus clubes y que ahora son 'profes' en el último paso hacia Primera de sus pupilos. Un 'miniclásico' por todo lo alto y, en el centro de la batalla, un duelo de hermanos. Y no de unos hermanos cualquiera. Dos granadinos de Huétor Vega, Antonio y Óscar Aranda, se midieron por primera vez desde que el primero de ellos firmó por el Barça este año. Eso sí, a pesar de toda la emoción y narrativa que tuvo el duelo, faltó lo más importante en el fútbol: los goles.
Publicidad
El Real Madrid Castilla y Óscar Aranda, el mejor de sus jugadores en este inicio, recibían al Barça B y a Antonio Aranda en el Alfredo Di Stéfano. Los dos hueteños tiraron de su inagotable recurso de virtudes para poner el punto de descaro, de jugador de placeta y, por tanto, de magia para tratar de desequilibrar la balanza. A ellos, como a todos sus compañeros, no les acompañó la puntería y el duelo acabó en empate a cero.
Empezó mejor el Barça, que en un arreón de su Aranda pudo poner el primero con un golpeo muy cruzado del exrojiblanco. Respondió, empujado por su coraje, el Madrid, también con su Aranda. Invirtió las camisetas en aquella cola de vaca de Romario, pues le hizo la misma a Jaume para estamparla en el lateral de la red. El mirlo blanco de Huétor Vega tuvo otra en la primera parte que se marchó fuera.
Tras el descanso, el Aranda culé duró poco. Antonio fue sustituido en el 55 por Abe y tuvo que ver desde el banquillo cómo la amenazante figura de su hermano crecía sin parar. Iñaki Peña atrapó el único disparo a puerta del hueteño madridista. Tomó las riendas el Barça, que acosó la meta madrileña sin suerte. Pudieron ser mejores los culés en el segundo tiempo, pero perdonaron y el Real Madrid Castilla puso toda la carne en el asador en el descuento.
El mejor del partido
Óscar Aranda, el mejor del partido sin demasiada discusión, se quedó sin gasolina, pero no le hizo falta para tirar una ruleta, un autopase y dejar solo a Blanco, que falló estrepitosamente en un control infantil. Solo le faltó a Óscar ser el héroe de un triunfo que le negó la zaga catalana cuando su último disparo, en el noventa, lo rozó un defensor lo justo para mandarlo a córner.
Publicidad
Uno con manga corta y medias por los tobillos, elegantemente lento en el regate, con una precisión en el pase y el remate magnífica. El otro, con media hasta el muslo, calentador de manga larga y tremendamente eléctrico. Uno con el Madrid, el otro con el Barça. Dos descarados hueteños que comparten amor por el fútbol, magia en las botas y sangre en las venas. Ahora también comparten un punto en Primera RFEF. Jamás olvidarán el día que un 'Clásico' (mini) fue también el duelo de los Aranda.
«Mi hermano y yo llevamos desde muy chicos jugando al fútbol en Huétor Vega»
Antonio Aranda confesaba sus sensaciones antes del partido en 'Barça TV+'. Un clásico que tuvo a sus familiares en Huétor Vega como la canción de Alejandro Sanz, con el corazón partido. «Mi familia es bastante futbolera. Mi hermano y yo llevamos desde muy chicos jugando al fútbol en nuestro pueblo, en Huétor Vega. Eso ha hecho que los dos sigamos jugando a un nivel cada vez más alto. De pequeños jugábamos juntos, pero después no separamos porque él se marchó a jugar fuera de Granada», explicó Antonio.
«Yo, en cambio, seguí jugando en equipos de Granada hasta que he venido a Barcelona. Se da la circunstancia de que mi hermano de chico era muy del Madrid y yo muy del Barça. Él era muy de Cristiano y yo de Messi. La vida ha hecho que uno acabe en Madrid y otro en Barcelona. No nos lo esperábamos. Hemos seguido creciendo y creciendo. Y ahora estamos aquí. Mi hermano y yo siempre nos picábamos cuando había un partido entre el Real Madrid y el Barcelona. Ahora el destino ha querido que juguemos el uno contra el otro. Es un clásico y además tengo enfrente a mi hermano, así que lo encaro con más ganas aún. «Mi ilusión es jugar y marcar un gol contra el Madrid y contra mi hermano», apostillaba un Antonio Aranda al que le gusta ver cine en casa y pasear a su perro en su tiempo libre en Barcelona, y que sueña con debutar en el primer equipo (su cláusula pasaría entonces a ser de 100 millones de euros).
Dicen que son futbolistas muy parecidos, casi siameses, aunque con matices. Óscar es más físico. Antonio brilla por su técnica. Los dos están en la rampa de salida de la élite del fútbol español. Y han vivido su particular partido del siglo, el clásico de los filiales.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión