Día de la Cruz: sabor y flamenco en Huétor Vega

El primer premio, dotado con 300 euros por parte de la concejalía de Fiestas, encabezada por Elisa González Pedraza, recayó este año en la cruz del Bar La Corría. El decorado de trono de Semana Santa, con flores velas y mantón, unido a los adornos con macetas y hasta una fuente de agua en el entorno cerrado le valieron el triunfo al espacio de la calle Maestro Pedro Fernández, junto a Tesorillo. Se sirvieron patatas con ajo y alcachofas a la miel. Después, festejo desatado con las canciones en vivo de Palomares. El equipo de La Corría, liderado por Sandra Castelar Sánchez, no se lo creía. «Todos los años nos presentamos y nunca nos toca, así que esta vez estamos contentísimos», comentaba Castelar a IDEAL.

El segundo galardón, premiado con 200 euros, fue para la cruz de la peña Ébano, en la plaza Abdal-Malik. Fue uno de los enclaves más bulliciosos y animados. Los hueteños degustaron el famoso arroz de La Rosa y bailaron flamenco con pasión. No era para menos, en vista de la jarana que montó el cuadro de músicos, con el percusionista Ángel Muso por allí, a compás de bulerías. También hubo carne en salsa, migas, bocadillos y pinchitos. Fiesta con mayúsculas. Por su parte, el Coro Rociero Virgen del Rosario se llevó el tercer premio (100 euros) con una cruz de bella factura en el no menos hermoso Parque de los Pinos. Al frente del tinglado estaba Marisol Parrilla López, contenta por el éxito de las migas de Lola. «¡Han volado!», decía. La composición incluía, cómo no, motivos musicales de taberna andaluza, con las habas de marzo que aún quedan en Huétor, alegría floral, relucientes ánforas de cobre y alusiones al vino de la tierra. ¿Lo más original? Las líneas de la cruz, recubierta de fotografías que recordaban mil y un momentos.

Coreografía colectiva

Entre tanto, las habas verdes de la vega de Huétor seguían teniendo éxito en el Parque de la Nava, coronado por la inmensa voz de José Manuel Muñoz El Pana, que ofreció un concierto memorable con banda. La cruz del quiosco, organizada por Miguel Ángel Fernández, apelaba al mosto junto al mural. En este caso, la cruz fue también una cruceta con múltiples señales de madera a los rincones de Huétor Vega. A la izquierda, Los Rebites, Mundo Nuevo y San Miguel; a la derecha, Los Naranjos, Casas Nuevas y El Zute.

La cruz municipal, situada en el Centro Social La Nava, albergó desde las siete de la tarde la gala de entrega de premios, así como las actuaciones de los grupos de baile flamenco de la Escuela de Música y Danza de Huétor Vega, bajo la batuta de Ana Velázquez y Tente Márquez. Coreografía colectiva para bajar las tapas de nido de ave que se sirvieron a mediodía. No faltó al acto el alcalde, Mariano Molina. Mientras, la plaza Cañadilla lucía una cruz graciosa con dos espantapájaros como protagonistas: El Güan y La Güana. ¿La degustación? Los callos del colectivo Mis Flamenquitas, siempre bien coordinadas con Mercedes Castilla. Y arriba, en San Miguel Bajo, causaban furor las salchichas Granais.

La cruz de Puchero Cervega fue la más roquera, ya que convirtió la entrada de mayo en todo un festival con una ristra de recitales que culminaron con los Granais Grannabis de Vladir García versionando a Triana, aunque lo suyo se nutre de la Alhambra y el Albaicín. «Somos cruzados. Estamos orgulloso de ser granadinos. La mejor ciudad de todas las épocas», gritaron. Aplaudía el presidente del CD Huétor Vega, Félix Márquez. Puro rock hueteño.