Veg Fest: una de los Who y otra de Enrique Morente
Apache y Granais Granabis brillan en el festival más elevado del área metropolitana
Eduardo Tébar
Domingo, 7 de agosto 2016, 23:14
El Veg Fest de Huétor Vega se reinventa. El festival musical de los veranos en el escenario más elevado del área metropolitana de Granada ha ... abierto las miras en su tercera edición. A su esencia electrónica de cultura de club con tendencia al house y derivados de brocha gorda se han incorporado el pop y el rock en directo como fuente de reclamo. Se trata de un evento gratuito, con el propio alcalde y miembros del equipo de gobierno asumiendo funciones tras la barra. Cerveza, tintos, mojito, bocadillos de lomo y hamburguesas a precios populares. El carácter casero contrasta con la inmensidad del recinto ferial, dotado de una pista con capacidad para varios miles de espectadores. En el momento de ebullición de Apache, el grupo al que muchos conocen por su residencia en la sala Mae West, doscientos hueteños brincaban en ese mirador gigante con vistas a Monachil y a la Vega. Luego se sumaron los prosélitos del techno hasta las siete de la mañana.
Publicidad
Un aliciente esperado fue la presentación en su pueblo natal de José Magate, ya reconocido en el gremio de los djs en Andalucía. El mezclador se estrenó ante su público más próximo. Y destacó por su imaginación al mando de la mesa. No faltaron tampoco los alumnos de la Escuela Municipal de Djs de Huétor Vega. Un concurso por redes sociales determinaba a los pupilos que gozaron de su momento de gloria en el Veg Fest.
Clásicos de manual
Los veteranos Apache eran el gran aliciente del cartel, compartido con los locales Granais Grannabis. El municipio se reconcilia así con su tradición rock después del concierto contra los desahucios de José Ignacio Lapido en Huerta Cercada 2015 y el certamen dedicado a este género en el mismo lugar con Quini Almendros al frente en 2014. No en vano, miembros de 091 y La Guardia residen en Huétor Vega desde hace más de dos décadas. Apache nacieron en Jaén en 1979. Consiguieron un importante éxito comercial a principios de los ochenta con el tema 'Sobrevivir'. Aquel debut llegó a rozar el disco de platino (entonces 100.000 ejemplares vendidos). Al cabo de los años se han reciclado en una de las más solicitadas bandas de tributo del país. Son fijos en salas de Granada, Almería y Barcelona, y saldan sus temporadas con un promedio de 150 galas.
La revista Popular 1, decana de la prensa musical española, contó con Apache como banda de soporte en el concierto conmemorativo por su número 500. La fiesta tuvo lugar el 18 de junio de 2015 en la sala Luz de Gas de Barcelona, donde llegaron a recordar a Chuck Berry con Aurelio Morata, de Los Rebeldes. Los miembros actuales son Miguel Peláez (voz y guitarra), Juan Carlos González (guitarra y voz), Diego Contreras (batería y efectos), Antonio Molinero (percusión y samplers), Isaac Aguilera (teclados, guitarra y voz) y Pedro Bria (bajo y voces). Fieles a su pasión por las leyendas del rock, Apache propusieron repertorio cargado de clásicos de manual adaptados con maestría y tocados con verdadera pasión y entrega.
En el costado derecho, desempeña una labor fundamental la guitarra de González, versátil e hiperdotada. Como las falsificaciones de Elmyr de Hory: puede emular a Robert Fripp, Slash o David Gilmour sin que el oyente aprecie el cambio. Es más, muchos no se percataron y confundieron el Who are you de los Who en la apertura con la megafonía. Poca casualidad: aquella pieza con la que se despedía el baterista Keith Moon pertenece al periodo en el que se formó el combo jienense. Ah, muy de rigor ese solo de bajo a lo John Entwistle. Y sí, el espectáculo de Apache es tan efectivo como previsible. Incluso el oído profano intuye que está al caer una de Free y otra de Rolling Stones. Se atrevieron con el Bowie berlinés de Heroes y pusieron a prueba sus dotes gimnásticas leyendo a Red Hot Chili Peppers. Respecto a la oralidad, todo simpatía. Peláez es un vocalista con peso específico en el rock español. En su jerga de-buen-rollo, todas las canciones son «temas» o «temitas», aunque vayan a endiñar los siete minutos del Comfortably numb de Pink Floyd.
Publicidad
Ecos de Triana
Por su parte, Granais Granabis refrescaron el ambiente a modo de teloneros. Son jóvenes y les falta rodaje, pero les sobra actitud y compromiso. Encarnan ese ramalazo de pop aflamencado que en los noventa supieron rentabilizar en Granada los Burí Burá. Unos versos al inicio sobre los bañados por el sol apuntaron la obvia influencia de Triana y el rock andaluz. Bagaje que subrayaron más adelante sin circunloquios mediante una peliaguda versión de El lago, de la que salieron ilesos a pesar del asalto de las comparaciones siempre odiosas con la batería original de Tele Palacios. Su bisoñez no riñe en absoluto con un marcado poso ideológico. Una impronta social muy sólida y macerada que trufan de abundantes alegatos de orgullo localista. Así, la música de Granais Granabis cita la Cuesta de Gomérez, la del Chapiz o la misma Alhambra en un trance abombado de síndrome de Stendhal.
¿El momento de oro? Sin duda, cuando irrumpió por sorpresa el cuadro de baile de Mis Flamenkitos, un colectivo de chicas que dejaron con la boca abierta a los presentes mientras los Granais Granabis homenajeaban a Enrique Morente, con detalle lorquiano al final. De la aurora de Nueva York al cielo estrellado de Huétor Vega. Muy pero que muy bonito.
Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión