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E. Tébar
Huétor Vega
Miércoles, 26 de marzo 2025, 21:46
«Hace unos días nos dejó una gran amiga y compañera, pero sobre todo una gran mujer», relata con dolor Silvia Ruiz-Dorizzi Ordóñez, integrante de la Asociación Artístico Cultural Escuela de David Zaafra, en un texto remitido a IDEAL que titula 'A mi compañera de aventuras'. Habla de Gracia Fernández, vecina de Huétor Vega y mujer llena de luz, que siempre irradió un compromiso sereno y auténtico en sus inquietudes sociales o culturales.
«Huétor Vega ha sabido mantener su esencia y su buena gente con el paso de los años», comentaba Gracia Fernández en una entrevista concedida a este periódico en mayo de 2017, cuando asumió la presidencia de la Asociación Amigos del Sáhara de Granada después de tres lustros pasando por todas las figuras del colectivo. Su vida cambió en el verano de 2002: por casualidad, su marido escuchó en la radio que se necesitaban familias de acogida para niños saharauis en verano. Así llegó a su casa un pequeño llamado Mohamed. Desde entonces se volcó en conseguir hogares dispuestos a seguir su ejemplo.
Silvia Ruiz-Dorizzi, que se sentó con Gracia en un novedoso coloquio de artesanos y artistas en el Carmen de San Rafael en el verano de 2023, cuenta que la conoció «tímidamente» un día que entró en el estudio del maestro pintor Zaafra, «a pedirle si podía donar un cuadro para una subasta que iban a hacer en la Asociación Amigos del Sáhara». «Y picada por el gusanillo de la pintura y el arte, entró a formar parte del grupo de discípulos del maestro. Desde entonces nos hicimos inseparables», recuerda.
«Desde que la conocí vi que era una mujer todoterreno, además de bondadosa, carismática, cariñosa, noble, fiel… Pero, sobre todo, Gracia siempre estaba para todos y más aún cuando el motivo era ayudar a los demás. No en vano, siempre estaba metida en miles de cosas, ayudando, organizando. Y cuando dijimos de crear la asociación Escuela de Zaafra se convirtió en un pilar imprescindible», apunta su inseparable compañera.
«Pasamos muchas horas de charlas, de cafés, de organizar actividades, de hablar con unos y otros, de pintar juntas, de ir a eventos culturales, de viajar… Tanto es así que cada vez que la llamabas, no había excusa para vernos; siempre estaba ahí con su sonrisa y haciendo que todos nuestros proyectos fueran fáciles e ilusionantes», comparte Silvia, que se despide de Gracia con palabras sentidas: «Pocas personas he conocido en mi vida como a ella. Te echaremos mucho de menos, compañera de aventuras».
Además, hay un tercer colectivo en el que Gracia Fernández, vecina de Huétor Vega desde que arrancó la década de los ochenta, deja una enorme huella. Se trata de la Asociación de Mujeres Carmen Vargas. Desde este lado se expresa Carolina Higueras con una carta titulada 'El adiós a una luchadora incansable: el legado de solidaridad de Mari Gracia'.
«Hay palabras que nunca me hubiera gustado escribir cuando tocan de lleno la reciente partida de una mujer excepcional como mi querida Mari Gracia. Una mujer cercana y familiar cuya vida ha estado marcada por la generosidad y el compromiso con los más vulnerables. Su prematura despedida nos deja un vacío irremplazable, pero su legado de solidaridad deja una profunda huella entre quienes la conocíamos muy de cerca», reflexiona Higueras.
«Gracia ha sido una mujer incansable y trabajadora, llena de una energía y vitalidad desbordantes. Siempre tenía una solución fácil para solventar los problemas del devenir de la vida. No puedo olvidar su especial dedicación, durante años, a la Asociación Amigos del Sáhara. Ese esfuerzo y esa lucha han sido un faro de esperanza para cientos de niños y niñas que vinieron a pasar el verano en nuestra provincia y en nuestro pueblo, olvidando durante unas semanas las precarias condiciones en las que viven en los campamentos de refugiados», valora Carolina Higueras.
«Su generosidad no conocía límites. Siempre estaba dispuesta a tender una mano amiga y a ofrecer un hombro en el que apoyarse. Gracia ha sido una mujer fuerte, de una gran calidez humana», continúa su amiga.
Higueras destaca que tuvo la suerte de compartir varios espacios asociativos con ella: «En la asociación Carmen Vargas también tuvo una actitud positiva, colaborando en multitud de iniciativas a favor de las mujeres de Huétor. Su compromiso con la igualdad y el apoyo a las hueteñas ha sido inalterable». No en vano, Gracia organizó con muchísimo éxito la primera «cena de mujeres» en el pueblo, siempre con fines solidarios. «Disfrutaba creando espacios de encuentro y apoyo en los que celebrar los éxitos y alegrías de sus vecinas», sostiene Carolina.
Higueras echa la vista atrás y rememora cómo «junto a las integrantes de la asociación Carmen Vargas participó activamente en la organización de talleres, charlas contra la violencia de género, exposiciones y viajes culturales, dejando su sello personal y su inestimable contribución a nuestro pueblo y a todos los momentos que hemos compartido».
Como Gracia era muy organizada y formal, siempre le tocaba gestionar la lotería del colectivo Carmen Vargas, función que desempeñaba con gran resolución. «Le encantaba decirnos las ganancias obtenidas para poder realizar nuevas actividades con las que enriquecer la asociación. Cuánta sororidad entre nosotras…», confiesa su compañera.
Por último, Carolina Higueras afirma que «de Mari Gracia voy a recordar siempre su valentía, su sonrisa franca y abierta, su apoyo incondicional, su incesante dedicación a proyectos comunitarios y su incansable lucha por un mundo más justo y humano». «Que su alma libre descanse en paz», concluye.
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