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El Ayuntamiento de Huétor Vega comunicó anoche el fallecimiento de Rafael del Paso Junco, alcalde entre 1976 y 1979. El Consistorio ha mostrado su pesar y transmite su «más sentido pésame a familiares y amigos de este insigne hueteño». La misa funeral se celebrará esta tarde, a las 17 horas, en la iglesia parroquial del municipio.
Rafael del Paso Junco ostentó la alcaldía de Huétor Vega en unos años de importantes cambios en el país, coincidiendo con el periodo de la Transición y los primeros compases de la España constitucional desde diciembre de 1978. La democracia prácticamente echó a andar en Huétor Vega en la etapa de Del Paso Junco, que ejerció de alcalde entre el 1 de febrero de 1976 y el 19 de abril de 1979.
En el segundo volumen de 'Historia de Huétor Vega', Francisco de Paula Pérez-Rejón Sola destaca, entre las actuaciones realizadas por aquella corporación, la ejecución de la carretera al pie de la loma que conduce a Los Rebites y al barrio de Caicena, y notables mejoras en el servicio de agua, alcantarillado y hormigonado en diferentes calles (trabajos en los que colaboraron los propios vecinos). Una de las medidas más relevantes en el mandato de Del Paso Junco fue el cubrimiento del Barranco de Doña Juana en su primera fase, con un presupuesto de más de cinco millones y medio de pesetas de la época.
En enero de 1976, siendo ya alcalde en funciones Rafael del Paso Junco, se aprobó inicialmente el 'Plan especial de transformación y parcial de ordenación de la urbanización de Los Rebites'.
Las páginas de IDEAL se hicieron eco en 1976 de las prioridades de Rafael del Paso Junco como nuevo alcalde de Huétor Vega, cuyos parajes representaban entonces un lugar predilecto y atractivo para los granadinos, dada su cercanía con la capital. En aquel momento, este periódico describía al regidor como «una persona sencilla, un hombre profundamente enraizado en su pueblo y con plena conciencia de su problemática».
Rafael del Paso Junco se mostraba satisfecho de haber conseguido asegurar, en sus primeros meses de gestión, el abastecimiento de agua para toda la población gracias a un sistema de extracción más completo, que permitía aumentar el caudal en siete litros y medio. Los saneamientos, la pavimentación y el alumbrado eran todavía servicios precarios en un pueblo que, cuando don Rafael comenzó a gobernar, contaba con 4.079 habitantes. Casi la mitad de la población trabajaba en la capital, si bien aquel Huétor Vega se caracterizaba por su intensa actividad agrícola, haciendo de sus habas, alcachofas, patatas y viñas un auténtico emblema.
Del Paso Junco tuvo que lidiar con asuntos que no suenan tan lejanos: la mejoría del consultorio médico, el desarrollo urbanístico o la ampliación de servicios de la Mancomunidad Río Monachil. Una de las obras más celebradas de su mandato fue el ramal de riego de la Acecolilla.
El talante político de Rafael del Paso Junco queda retratado en un encuentro con IDEAL en agosto de 1977, con un pie en las fiestas patronales y otro en las siguientes elecciones municipales. «Pienso que el voto tiene mucha más importancia de la que le estamos dando. Hay que meditarlo mucho y no dejarse llevar por el que más se deje oír, ni por el que mejor te pinte la solución de los problemas que tenemos. El tiempo se encarga de demostrarnos una realidad bien distinta a la prometida. Por eso hay que votar a las personas que más sensatez y honradez te inspiren», reflexionaba. Un hombre comprometido con su pueblo y con su tiempo.
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