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Marta Cordobilla es, con 14 años, una destacada deportista de Huétor Vega. DIEGO LUZ
La gimnasta que sueña con ser 'profe' de universidad

La gimnasta que sueña con ser 'profe' de universidad

La hueteña Marta Cordobilla sabe lo que es brillar en campeonatos de España y Andalucía. Empezó con tan solo dos años y medio

EDUARDO TÉBAR

Jueves, 14 de octubre 2021, 21:40

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A sus 14 años, la gimnasta Marta Cordobilla es una de las 'perlas' más destacadas de la cantera deportiva de Huétor Vega. En este mismo periódico lleva tiempo apareciendo su nombre cuando toca informar sobre los logros del club de la Mancomunidad Río Monachil, el Rítmica Nazarí. También se han visto por aquí algunas imágenes de su participación en campeonatos autonómicos y estatales. Pero esas referencias visuales han quedado obsoletas. En persona, Marta impone con su silueta alta y delgada. Se deja fotografiar en la plaza de la Iglesia y asombra la flexibilidad con la que emula ejercicios de gimnasia rítmica.

En 2018, siendo alevín, se proclamó subcampeona de España en base con pelota. Al año siguiente se coronó como campeona de Andalucía, lo que le dio el pase para volver al Campeonato de España y ganarlo en equipo infantil absoluto con mazas. La pelota y las mazas son los aparatos que más le gustan. En el terrible 2020 le dio tiempo a quedar tercera con Andalucía en la competición nacional. Y este año ha sido tercera de Andalucía con aro.

En su reciente participación en la Copa de la Reina, donde representó a Andalucía, viajó hasta Valladolid en Ave con tres compañeras, («mis amigas», apunta). Se divirtió en ese periplo con la selección andaluza. Sus rivales eran las gimnastas de mayor nivel de España. Por supuesto, se hizo fotos con todas las internacionales de la selección española. Con vivencias como esta, Marta lanza un mensaje a los lectores: «Animo a la gente joven a que se apunte al ejercicio de alguna práctica deportiva».

DIEGO LUZ

Marta competirá este fin de semana en la Andalucía Cup, en el Gran Priz de Marbella. Pero para llegar hasta aquí hay que sacrificarse. Durante la pasada temporada, la deportista hueteña entrenó tres horas al día, de lunes a viernes. De cara a este curso se ha propuesto mejorar y que su trayectoria no decaiga. Es exigente consigo misma. «No quiero cometer fallos, quiero salir contenta», dice. «Es un deporte muy exigente», añade su madre. En cualquier caso, no solo sueña con la gimnasia: reconoce que le encantaría llegar a ser profesora de Física o Química en la universidad.

¿Y cómo empezó? Pues de manera precoz, con dos años y medio, y sin antecedentes familiares más allá de su hermana mayor, que se enamoró de la gimnasia rítmica por culpa de unos dibujos animados. Ahora, en la fase de interés creciente por los deportes minoritarios que se desencadenan unos Juegos Olímpicos, Marta es el vivo ejemplo de que para ganar hay que renunciar a cosas. «Me he perdido muchos cumpleaños de mis amigos. A mí me gustaría tener el pelo corto y debo llevarlo largo para poder hacerme el moño de competición», confiesa.

Marta Cordobilla, en Huétor Vega.
Imagen - Marta Cordobilla, en Huétor Vega.

Es buena estudiante y eso juega a su favor para compatibilizar ambos mundos. Este mes empieza tercero de la ESO. Como la gimnasia no le deja mucho tiempo libre, lo único que hace al margen es salir en bici de paseo por Huétor Vega. Eso sí, este verano subió con su pandilla al Recinto Ferial para disfrutar de las atracciones en las fiestas patronales de San Roque. «Me gusta escuchar música, ir al cine y salir con mis amigos los fines de semana», comenta. ¿Televisión? Nada. Pero sigue los campeonatos de gimnasia rítmica en YouTube. E intenta mejorar su alimentación.

Buen ambiente

«Pienso que la gimnasia rítmica debería tener un poco más de visibilidad», sostiene Marta. «El ambiente de la gimnasia rítmica en la Mancomunidad es muy bueno. En mi club hay mucho compañerismo. Nos llevamos muy bien entre todas», señala. Este deporte le ha permitido viajar por la geografía nacional. Además, tres o cuatro veces al año acude a las concentraciones, de viernes a domingo, en el centro especializado de tecnificación en Marbella. ¿Impone mucho defender el escudo de la comunidad autónoma andaluza? «Yo me lo tomo siempre igual, porque si no me pongo nerviosilla. No le doy muchas vueltas y trato de hacerlo bien», responde.

Tampoco se pone excesivamente nerviosa en el momento previo a competir. Cuando se ve en vídeos, se siente orgullosa si lo ha hecho bien. «Si detecto un fallo, me lo apunto para corregirlo», aclara, antes de estirarse como un compás matemático.

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