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Huétor Vega
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Domingo, 31 de marzo 2024, 12:24
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La Escuela de Familias de Huétor Vega lleva tres ediciones celebradas desde enero y se ha convertido en un instrumento valioso. Esta iniciativa de la concejalía de Educación e Infancia pretende servir de ayuda y proporcionar herramientas a las madres y padres sobre problemáticas actuales. Las primeras sesiones abordaron temas como el uso responsable de las redes sociales y de WhatsApp o el control parental. En marzo se abrió un melón de lo más interesante: la alimentación saludable.
Los encuentros mensuales tienen lugar en el Centro Social La Nava. A partir de ahora será el último miércoles de cada mes. Siempre por la tarde y en un ambiente distendido. La Escuela de Familias se digiere como una merienda provechosa. Las ponencias las ofrecen personas expertas en la materia de turno. Y el clima que se genera resulta enriquecedor. Una experiencia didáctica y amena, en la que cuenta la estrecha colaboración de las AMPAS de los dos colegios y el instituto de Huétor Vega, en alianza además de la concejalía de Salud y Juventud.
El 20 de marzo, la charla anunciada tenía como eje hablar de actividad física y nutrición para un correcto desarrollo físico y cognitivo. No suena apasionante, pero lo fue. Jesús Rodríguez Huertas, catedrático de Fisiología de la UGR y presidente de la Sociedad Española de Ciencias Fisiológicas, ha dirigido alrededor de una veintena de tesis doctorales. Es una eminencia. Y en Huétor Vega logró que la hora y media escuchándole pasara en un suspiro. Por supuesto, abundaron los brazos en alto y las respuestas. Se estableció un diálogo nutritivo.
Rodríguez Huertas comenzó afirmando que nutrición y actividad física son dos elementos que tienen que ir siempre de la mano para transmitir hábitos de vida saludables. «Son dos disciplinas que antiguamente se trataban de forma separada, pero en la actualidad necesariamente van unidas», apuntó.
Jesús Rodríguez Huertas
Catedrático de Fisiología de la UGR
El catedrático explicó la relevancia de las dos fases de la infancia. En la primera, de 3 a 6 años, «el desarrollo cognitivo es importantísimo». La segunda, de 6 a 12 años, «es incluso más determinante, porque marca el futuro como persona». Luego, entre los 18 y los 22 años, se alcanza la madurez fisiológica, y una actitud crítica y reflexiva a nivel cognitivo. «Si queremos educar, la segunda infancia es la idónea. La adolescencia resulta un periodo algo más complejo», señaló.
Jesús Rodríguez Huertas subrayó el binomio compuesto por alimentación y nutrición: «A través de la nutrición cuidamos de nuestra salud y tenemos más capacidad de disfrutar de todo lo bonito que nos rodea en el ámbito familiar y social. Los dos conceptos tienen muchísimo que ver. La nutrición es involuntaria; comienza cuando deglutimos el alimento y, por lo tanto, no es educable. Pero la alimentación sí, porque es toda forma de elegir el alimento, de procurarlo, de cocinarlo, de hacerlo atractivo, y eso sí es educable. Por regla general, un sujeto bien alimentado está bien nutrido, aunque existen muchas excepciones».
A partir de aquí, la gran pregunta: «¿Como sé que mi hijo se alimenta bien?». «El objetivo es conseguir un cuerpo y una mente que sean capaces de interaccionar adecuadamente con todo lo que nos rodea. Esto en realidad es bastante complejo y no tan sencillo», incidió. La ponencia discurrió por conceptos clave derivados de los macronutrientes y micronutrientes. Salieron a pasear azúcares añadidos, minerales o xenobióticos. «La población española se alimenta mal porque los macronutrientes no los aportamos de la forma que necesitamos», advirtió el experto.
Rodríguez Huertas dejó alguna frase tremenda: «Un error en la nutrición supone reconstruir erróneamente nuestro cuerpo». Y avisó: «Somos uno de los países con mayor tasa de obesidad infantil. ¿Motivos? Comida rápida, azúcares añadidos, la falta de actividad física y, ojo, los cánones asentados en las redes sociales».
Otro momento esperado hasta el final de la charla fue un truco para hacer atractivas las frutas y las verduras: «A los niños hay que llevarlos siempre a hacer la compra. Que lleguen a casa y cocinen. Cuando sean actores y partícipes, les gustará. La compra tiene que ser una fiesta y hay que hacer partícipes a los niños y niñas. Elegir el alimento es una parte educable de la gastronomía».
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