Alfonso Gil Bracero, en el Carmen de San Rafael de Huétor Vega. E. T.
Alfonso Gil Bracero

«Escribo después de ver la escena en mi cabeza»

El autor presenta la novela 'Los Avanzados de Ahabul', que mezcla fantasía e historia de Granada, este miércoles en el Centro Social La Nava de Huétor Vega

Eduardo Tébar

Huétor Vega

Martes, 16 de abril 2024, 17:47

Sus palabras rebotan en la mente del lector con la fuerza de un fotograma de Spielberg. Se nota el bagaje de Alfonso Gil Bracero como productor de televisión en Canal Sur durante más de tres décadas. Una andadura profesional que también le llevó a ejercer como profesor universitario de Comunicación Audiovisual. A este hueteño adoptivo siempre le gustó contar historias. Es autor de dos guiones de largometraje, varios cortometrajes y algunos relatos breves. Pero ahora lanza una obra faraónica. 'Los Avanzados de Ahabul' es una novela prolija, conducida a través de una prosa cuidada y envolvente. Una historia que surca las profundidades de las tierras de Granada a lo largo de los siglos. Este miércoles 17 de abril, a las 19 horas, presentará el libro en el Centro Social La Nava de Huétor Vega.

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–¿Qué le animó a escribir un volumen como este?

–Fue una apuesta que me hice cuando acabé una novela anterior, que era una historia de narrativa clásica de la que no quedé nada satisfecho. Entonces decidí cambiar de registro al género de lo fantástico. Es un terreno que yo desconocía, incluso como lector, pero esa era en concreto la apuesta: sumergirme en un ámbito que me era ajeno. Y resultó una experiencia enriquecedora. Me lo he pasado bomba escribiéndola.

Alfonso Gil Bracero, autor de 'Los Avanzados de Ahabul'. E. T.

–Dice que es una fantasía regulada por la ciencia y alentada por los sentimientos...

–Así es. En ese mar de fantasía y magia, donde no he puesto límite a la imaginación, solo he tenido presente que debía de no extralimitarme en las cuestiones referentes a las alusiones a la ciencia. Así, cuando hablo de 'estratopausa', o de todo lo relacionado con el mundo de los gusanos o el de los parásitos, todo esto que manejo dentro de ese mar de fantasía desaforada está regulado por su base científica, a la que me atengo y no transgredo. En cuanto a los sentimientos, en efecto, todas las subtramas son historias de amor, incluso amores que perviven a través de los siglos.

–No es una novela histórica, pero aquí se muestran lugares como la Alpujarra hace mil años, así como rincones del Realejo, el Alhambra Palace, o la calle Duquesa y el Botánico en la década de los cincuenta del siglo pasado.

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–Se mezclan la historia y los personajes reales con todos los seres imaginados, inventados con la mayor de las libertades que me he permitido. Pero también me gusta jugar con la estructura temporal, aunque siempre aplicada a la acción narrativa, que a su vez me ha dado pie a contar distintos momentos de la historia de Granada y sus espacios urbanos. Esto me facilitó dotar a la narración de una dimensión espacio-temporal en la que el argumento a lo largo de los siglos suministraba al relato un carácter más fantástico o mágico.

El Carmen de los Mártires

–El título conduce al paisaje que rodea al Carmen de los Mártires y al pasado árabe. ¿Qué magnetismo encuentra en este lugar?

–El Carmen de los Mártires es un lugar muy singular por varias razones. Por su historia. Por los avatares que supusieron las distintas etapas por las que ha pasado. Por su singular estructura propiamente de carmen, de jardín de jardines, de bosque, de estancia palaciega… Incluso por la idiosincrasia de los distintos dueños que ha tenido, algunos fantásticos. Todos han quedado plasmados en el libro. La parte del lago y la torreta siempre me ha sugerido una estampa del mundo romántico, entre decadente y mágico, propio para hacer alusiones a historias proclives al suspense, a la magia y a cuentos de leyenda. Y el bosque del laberinto, que desapareció por el salvaje atropello de la especulación en 1974, era el fondo perfecto para un mundo de ensueño.

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Alfonso Gil Bracero, autor de 'Los Avanzados de Ahabul'. E. T.

–Aparece con frecuencia Juan de la Cruz, sin el santo prefijo.

–Claro, el personaje Juan de la Cruz en las fechas en que se desarrolla la trama no era santo. Era el prior del convento de los Mártires, entre los años 1582 y 1588. Simplemente, un carmelita descalzo, enfrentado a los calzados, con una personalidad muy fuerte basada en sus convicciones y con un gran predicamento entre los suyos. En cuanto al hombre real, es autor de una obra poética sin parangón, de una musicalidad y una capacidad de sugestión muy singulares. A mí siempre me ha encantado la destreza de ese armónico uso de sus versos; su poderosa métrica, que a su vez contiene una sinfonía de notas que es como una leve lluvia sobre un fondo de nube. Sugiere misterio porque 'místico' es eso: secreto, arcano, misterioso. Y yo me he permitido introducir una licencia literaria que quizá los especialistas en la obra de Juan de la Cruz me la reprochen. Me refiero a apuntar que se inspirara en un amor humano para escribir alguna parte de su obra poética. Esto choca con la literatura oficial, pues era amor a lo divino.

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«Da rabia pensar en quien no pudo poner sus conocimientos al alcance del resto de los humanos»

–Hay una reflexión obligada: muchas personas pasan por la vida sin desarrollar su talento.

–Da mucha rabia pensar en la gente que no pudo alcanzar a desplegar sus conocimientos para ponerlos al alcance del resto de humanos. Esta fuerza es la que impulsa a la Comunidad de los Siete Suelos: intentar recuperar a talentos para que el resto de personas se favorezca de sus obras. Pienso, por ejemplo, en Nikola Tesla, que pretendía hacer accesible la electricidad a todo el mundo. O en Franz Schubert, el pianista, que murió con 31 años, desconocido y pobre. Y tantos otros... Esta es la razón por la que luchan nuestros protagonistas, por devolver al mundo aquellos talentos malogrados.

Alfonso Gil Bracero, autor de 'Los Avanzados de Ahabul'. E. T.

–¿Se prestaría 'Los Avanzados de Ahabul' a una adaptación para la gran pantalla?

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–Pienso que es muy visual, porque vengo de un pasado de escritura cinematográfica. Yo escribo después de ver en imágenes la escena. No puedo hacerlo de otra manera. Y hasta que no se resuelve en mi cabeza no me pongo a escribirla. 'Los Avanzados de Ahabul' sería una adaptación muy cara, creo que es inviable en una industria como la española. Exigiría muchos efectos especiales, una mezcla entre imágenes analógicas y digitales. Cuando estaba inmerso en su escritura, jamás pensé en su traslación a la pantalla. Me lo estaba pasando estupendamente, sin más.

–¿Cree que Huétor Vega posee ingredientes para otra narración de estas características?

–Pues inicié esta entrevista diciendo que me planteé un reto para enfrentarme a este libro. Ahora podría tomar esta pregunta como otro reto: poner como fondo de una narración algunos lugares de Huétor Vega. Podría estar bien. El reto está echado.

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