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Parecen auténticos claveles. De hecho, dan ganas de pegar la nariz y olerlos. Pero en realidad se trata de minuciosas obras de croché. Pura artesanía que adornará este año la cruz municipal, el 3 de mayo, en la entrada del Centro Social La Nava de Huétor Vega. En total, cerca de 400 elementos de ganchillo. Y todos ellos elaborados por las 25 mujeres —el máximo que el espacio permitía— que han participado en un novedoso taller puesto en marcha por la concejalía de Igualdad dentro de la programación local del 8M.
Este ciclo especial constó de tres sesiones, «pero estas mujeres llevan muchas noches sin dormir», apunta la monitora, María Ofelia Mezcua González, hueteña de toda la vida, que cada curso imparte del taller municipal de croché. «Aquí hay mucho trabajo detrás, porque para hacer un clavelito hay que echar mucho rato», explica.
El croché sigue atrayendo a nuevas generaciones. No solo sobrevive en la moda de verano. Es una labor que une y crea comunidad. La concejala de Igualdad del Ayuntamiento de Huétor Vega, Carolina Higueras, destaca la participación de mujeres de todas las edades. «Este taller arrancó con el programa del 8M. El croché no sirve solo para realizar labores, sino también para relajarse, relacionarse con otras mujeres y compartir momentos. Esa ha ido a la filosofía del taller. Y luego, como producto, nuestra cruz de mayo, que va a quedar preciosa», señala Higueras. «El croché nos ayuda a reducir los niveles de cortisol y a mejorar el estado de ánimo», indicó el consistorio metropolitano al anunciar la iniciativa del croché creativo para el Día Internacional de la Mujer.
Cualquiera pensaría que los más de 380 claveles de croché son obra de la misma persona, pero han llegado a tiempo gracias a un trabajo coral e intergeneracional. En el grupo hay mujeres que superan los 80 años. Una de las veteranas —aunque no lo aparenta—, Antoñita, asegura que le ha parecido «una experiencia estupenda». Ella fue artífice de la bufanda de 34 metros de longitud que se colocó en la fachada del Ayuntamiento de Huétor Vega el 25N. Aquel taller se llamó 'Tejedoras de vida'. «Me ha encantado: relaja mucho hacer croché», comenta Antoñita.
La participante más joven es Viviana, 'adoptada' en el municipio porque está casada con un hueteño. «A mí me ha parecido una experiencia muy bonita. Me gusta mucho estar en este taller y haber compartido este proyecto con todas estas mujeres». A su lado, entusiasmada, opina Alicia: «Yo lo he vivido con mucha ilusión. Nuestro pueblo tendría que salir en la tele mostrando esto. A mí me enseñó a hacer croché mi madre. No es difícil, pero tiene mucho trabajo porque las puntillas son muy entretenidas. Desde luego, ha merecido la pena».
No todas dominaban la técnica. Algunas veteranas guardaban un recuerdo lejano de haber practicado el ganchillo en su juventud. Entre ellas, el rostro conocido de Pilar Pérez Velázquez, que ha hecho de todo en Huétor Vega y esto era de lo poco que le faltaba. Carcajea al escuchar este comentario y una compañera responde: «Pili es 'El libro gordo de Petete' de Huétor». Junto a la puerta, y sin levantar la mirada de la faena, Encarnita reconoce que unos cuarenta de estos claveles de croché han salido de sus manos. «Dejaba listos siete y ocho cada noche antes de dormir». El resultado brillará el 3 de mayo en Huétor Vega.
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Amanda Martínez | Granada, Amanda Martínez | Granada y Carlos Valdemoros | Granada
Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
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