Silvia Martín, que vio nacer la Biblioteca en 1991, muestra la bolsa conmemorativa. DIEGO LUZ

La Biblioteca de Huétor Vega cumple tres décadas

El gran espacio de los libros y el estudio en el municipio metropolitano está de enhorabuena por sus 30 años de trayectoria en el Carmen de San Rafael

EDUARDO TÉBAR

Huétor Vega

Domingo, 24 de octubre 2021, 13:56

Los estudiantes y lectores que frecuentan la Biblioteca Pública Municipal Ángel Ganivet de Huétor Vega se llevaban el pasado verano una bolsa conmemorativa y un marcapáginas con un mensaje especial en el servicio de préstamos. Ambos fetiches recuerdan un dato importante, que no debe pasar desapercibido. El gran espacio de los libros y del estudio en el municipio, ubicado en el bello Carmen de San Rafael, está de aniversario. Y no es un cumpleaños cualquiera. No. Se trata de una cifra redonda, digna de ovación. Como lo oyen: la biblioteca cumple 30 años.

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Una andadura respetable. Durante estas tres décadas la biblioteca de Huétor Vega se ha hecho mayor. Ha madurado. Y sigue evolucionando. Lo llamativo también es que todo este proceso lo ha vivido siempre con la misma persona al volante. Ella es Silvia Martín Melero, la bibliotecaria y documentalista que vio nacer este proyecto el 24 de mayo de 1991. «Ese día fue muy especial. Se invitó a todo el pueblo a conocer las distintas instalaciones del edificio, que está situado en el Carmen de San Rafael, con acceso a las calles Real, Carmen y Encina. Este Carmen fue donado por las familias Acosta y Ruiz Garés en virtud de un plan especial, un acuerdo urbanístico por el que la citada familia cedió al Ayuntamiento los terrenos para construir la biblioteca», recuerda.

Dos estudiantes, preparando exámenes el pasado verano. DIEGO LUZ

La inversión total fue de 80 millones de pesetas de la época. El Ayuntamiento puso la mayor parte, cerca de 72 millones. El resto lo aportaron la Junta de Andalucía y la Diputación de Granada. Los folletos de entonces subrayan la implicación del alcalde Antonio Ernesto Molina Linares en hacer realidad lo que sobre el papel se antojaba como un sueño en un lugar privilegiado.

Ahora reinan la paz y la modernidad en estas dependencias, que no obstante preservan el encanto de una construcción de finales del siglo XIX. Pero, ¿cómo era trabajar aquí hace 30 años? «Los comienzos fueron brutales. Había que registrar, catalogar y clasificar la colección bibliográfica, que se encontraba en cajas. Era el fondo fundacional. Impresionante: todos los libros sin estrenar, las estanterías vacías. Mucho trabajo. Todo se hacía manual. Había un libro de registro para obras y otro para carnés de préstamo. Cada unidad destinada para el préstamo se preparaba con una bolsa que incluía un ficha amarilla con los datos del libro y firma del lector, y una ficha azul con los datos del lector que se adjuntaba con el carné del lector y custodiaba hasta el momento de su devolución», rememora la bibliotecaria.

Silvia Martín, la bibliotecaria de Huétor Vega. DIEGO LUZ

Tres décadas después, el espacio cuenta con 237 metros cuadrados de uso bibliotecario. Ha crecido. En la parte de abajo hay, por ejemplo, una sala para música y material audiovisual. En noviembre de 2001 se produjo un hito: su inscripción en el registro para incorporarse al Sistema Bibliotecario de Andalucía. Y otro en 2003, con la entrada del sistema integrado de gestión bibliotecaria AbsysNet. Ya en 2005 llegó el equipamiento informático y la conectividad. Ese año resultó positivo participar en el programa 'Internet en las bibliotecas', de la Consejería de Cultura. Los hueteños pasaron a disponer de cuatro ordenadores con internet en banda ancha.

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Satisfacción

La biblioteca es un ente vivo. Trabaja estrechamente con escolares en animación lectora, encuentros con autores o clubes de lectura. Anima a seguir sus redes sociales. Ronda los 6.000 usuarios y alberga más de 20.000 ejemplares. «Recuerdo con cariño mis primeros visitantes, lectores que hoy ya son adultos… Es una gran satisfacción servir a la comunidad de este pueblo, reciclándome. La de bibliotecaria es una de las profesiones más bonitas», mantiene Silvia. Treinta años más sabia.

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