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I.H.V.
Miércoles, 20 de abril 2016, 07:45
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Por desgracia, mucha gente decide desprenderse de sus mascotas en nuestro municipio. El maltrato animal es un problema de educación.
Hace muchos años que resido en Huétor Vega. Un tiempo en el que he podido observar los grandes contrastes de este municipio. Vivo en una zona ?Las Viñas, en la parte alta? desde donde me cruzo con vecinos que pasean por las tardes a sus perros. Son personas responsables, que aman profundamente a sus animales y disfrutan con ellos de largos recorridos. Se relacionan entre ellos y comparten animadamente las anécdotas y travesuras de sus queridas mascotas.
Es una pena que exista la cara opuesta de la moneda. Me refiero a la cara más dramática de Huétor Vega. He sido testigo de la cantidad de perros abandonados que rondan por nuestras calles. A pesar de lo que pensamos, la mayoría han sido víctimas de maltrato. Los vemos en condiciones más que lamentables. Son perros maltratados en busca de un alma caritativa que les ayude a encontrar una vida digna.
Puedo poner los ejemplos de Cheto y Teddy, dos preciosos malteses a los que encontré perdidos cerca del ambulatorio. Ambos estaban malheridos. Cheto tenía un disparo de escopeta a medio centímetro de la yugular. La herida estaba bastante infectada. Tenía fiebre y mucho miedo a los humanos. Por su parte, Teddy había recibido un disparo en el ojo derecho. Le operamos, pero era demasiado tarde y lo perdió.
Cuando decidí ayudarles, descubrí que eran unos perros maravillosos. Me enseñaron muchas cosas y me dieron una gran lección de bondad, agradecimiento y amor. No merecían ese maltrato y supieron recompensar mi auxilio con su fidelidad y su gran ternura. Yo, por mi parte ?y con la colaboración de la asociación Ladridos Vagabundos, con la que colaboro de manera habitual?, decidí seguir adelante en mi empeño de darles un futuro mejor.
En Europa sí los quieren
Gracias a Dios, lo conseguí. Actualmente, Cheto y Teddy viven en el norte de Alemania con familias que les quieren y les respetan. Me escriben a menudo y me cuentan lo felices que son en su nueva vida. Me envían fotos. Nadie puede imaginar lo orgullosa que me siento cuando sus familias me dan las gracias por haberles dado la oportunidad de disfrutar de sus tesoros. Conviene saber que ahora mismo hay doce perros de Huétor Vega en Alemania. Mantengo contacto con todos ellos.
Vecinos de Huétor Vega: cuando veáis un perro abandonado o perdido en nuestras calles, no miréis hacia otro lado. Ayudadle. Y si no podéis hacerlo, no permitáis que le hagan daño. Ellos no lo merecen. Os aseguro que amar a los animales os hará mejores personas. Creo que la falta de respeto a los animales es un problema de educación. La persona que es cruel con un animal, es muy probable que lo sea con otros seres humanos. Es un comportamiento repetitivo.
Sería fantástico que en las escuelas se inculcara a nuestros niños el respeto a los animales. Es importante enseñarles que son seres vivos. Tienen sentimientos y mucho que aportarnos. Hagamos entre todos un mundo más justo. Empecemos por Huétor. No olviden que la grandeza y el grado de evolución de un pueblo es directamente proporcional al trato que reciben sus animales. Los animales tienen voz. Si se te olvida su sufrimiento, yo te lo recuerdo. Si no lo entiendes, yo te lo traduzco. Si no los escuchas, yo soy su voz. Tú puedes callar, pero mientras yo viva, hablaré por ellos. Por todos los perros abandonados que son felices gracias a una segunda oportunidad: Lola, Ron, Pancho, Pipa, Teddy, Cheto, Nacho, Maruxa, Frodo, Charly, Casper... Todos ellos abandonados en Huétor Vega.
* Carmen S. Verdegay es colaboradora de la asociación Ladridos Vagabundos y vecina de Huétor Vega
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